La comunitariedad

La comunitariedad La separación de la familia por la migración forzosa en las comunidades venezolanas deja desprotegidos a muchos que se quedan en condiciones de vulnerabilidad, la familia como el primer lugar de resguardo y protección queda desprovista de jóvenes y madres. La madre es el centro de la familia, el sentido vital, el nudo del vínculo afectivo y sostén del hogar. Por lo tanto, la familia se abre a la comunitariedad: “Y gracias a Dios, allí el tiempo que tenemos nos hemos hecho como una familia”. La comunitariedad se va viviendo desde lo familiar, la solidaridad y el reconocimiento del más necesitado entre ellos, el vecino se asume para poder permanecer vivo: “Nos ayudamos mutuamente. O… ¿qué vas a hacer vos?, o… ¨¿qué voy a hacer yo?, y nos compartimos… porque ¡ajá!, ¿con quién vives el día a día y todo el día? Si a ti te pasa algo, ¿quién te puede ayudar? Un vecino, porque mientras que llegan los familiares ya, o te consiguen muerto o…” La relación de vecino se establece, ya no como relación del próximo, sino como relación que es capaz de sostener la vida, el velar por la vida del otro, lo poco se comparte. La comunitariedad pone en las comunidades constantemente la experiencia del sancocho como cotidianidad. En la tradición popular el sancocho es el alimento en el que todos participan con lo que tienen en sus hogares, pero no solo alimenta, reúne y une a todos, la solidaridad se vuelve fraternidad.

Pensar la comunidad desde la trama

Pensar la comunidad desde la trama Alejandro Moreno en su obra: El aro y la trama, sienta las bases para comprender el mundo-de-vida popular desde la trama que se produce en la práctica del vivir, en este caso, del vivir en comunidad. La vida comunitaria es entramado y convivencia. El entramado de las prácticas del vivir es el interés del Observatorio de Dinámicas Comunitarias, porque en las tramas se puede comprender el sentido y significado de la experiencia hecha voz, narrada en su acontecer más original. La investigación cualitativa a partir de la historia-de-vida nos coloca en el reconocimiento de la dignidad y humanidad del que comparte su vida a través de la palabra. La trama, entendida como esos hilos (prácticas) que se cruzan unos entre otros hasta formar el tejido de lo social y la cultura, se van develando en la narrativa viva de las personas. El dato cuantificable no es el objeto de la investigación sino la práctica que se vuelve entramado y que se vuelve modo de vivir de grupos dentro de la comunidad o de la comunidad misma. Entender las dinámicas que se producen en las comunidades venezolanas es acercarse a las tramas que la constituyen como acontecimiento, realidad y modos-de-vida en un contexto histórico. En este sentido, las tramas se cruzan: las externas a la comunidad y las que se originan en ella. La trama popular se va distinguiendo por dos prácticas fundamentales: la convivialidad y la solidaridad; en cambio, la trama totalitaria se funda en la práctica de la dominación y la delincuencial. La invitación es a pensar la trama de la comunidad como entramado de prácticas del vivir y habitar el mundo del venezolano, sus rupturas, sus permanencias, su resistencia a desaparecer como cultura y mundo-de-vida.